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lunes, 22 de septiembre de 2014

CLAROS DEL BOSQUE


En mi opinión, todo pensador que valga la pena seguir está en ese camino del despertar y el autoconocimiento. En la publicación de Editorial Cátedra del libro "Claros del bosque" de la extraordinaria María Zambrano, dice Mercedes Gómez Blesa, que corre a cargo de la edición:

"Zambrano concebía el exilio en clave mística, como un rito de iniciación que ha de ser consumado atravesando varias moradas hasta alcanzar el <<verdadero exilio>>.Los dos estadios previos que se deben padecer y las dos figuras que se han de encarnar antes de convertirse en un exiliado son primero, la del refugiado, que es aquel que todavía no experimenta el abandono al sentirse acogido por un nuevo lugar donde puede hacerse un espacio propio; y en segundo lugar, la del desterrado, que tampoco padece la orfandad, pues todavía alimenta la esperanza de volver a su tierra y ello le lleva a sufrir sólo por la expulsión y la lejanía del país perdido. "

No puede ser más clara, ni incluso más explícita la referencia a Las Moradas de Santa Teresa, a la necesidad de sustraerse al mundo y librar ese combate interior que nos libera y nos otorga ese "no lugar" del que no hay ya regreso posible.

Y así empieza María Zambrano "Claros del bosque":

"El claro del bosque es un centro en el que no siempre es posible entrar; desde la linde se le mira y el aparecer de algunas huellas de animales no ayuda a dar ese paso. Es otro reino que un alma habita y guarda. Algún pájaro avisa y llama a ir donde vaya marcando su voz. Y se la obedece; luego no se encuentra nada, nada que no sea un lugar intacto que parece haberse abierto en ese sólo instante y que nunca más se dará así. No hay que buscarlo. No hay que buscar. Es la lección inmediata de los claros del bosque: no hay que ir a buscarlos ni tampoco buscar nada de ellos. Nada determinado, prefigurado, consabido. Y la analogía del claro con el templo puede desviar la atención."

Fijémonos, si queremosen que la lectura de este texto podría ser la lectura de cualquier texto vedántico. Así el claro del bosque nos remite a la experiencia del Ser, a ese reino que un alma habita y guarda. No siempre es posible entrar; las huellas de animales nos previenen de las posibles dificultades y riesgos del camino, y nos desaniman. Pero siempre aparece algún guía, en este caso un pájaro, cuya voz nos orienta marcando el camino. Y cuando por fin accedemos al claro del bosque no encontramos nada en él, nada que no sea un lugar intacto. No hay que buscar nada, pues no es determinado ni prefigurado ni consabido.
Qué preciosidad, qué enorme pensadora y escritora.

Un poco más de este maravilloso libro y esta maravillosa persona:

"Se queda sordo y mudo en ocasiones, circunstancialmente, el corazón. Se sustrae encerrándose en impenetrable silencio o se va lejos. Deja entonces todo el lugar a las operaciones de la mente que se mueven así, sin asistencia alguna, abandonadas a sí mismas. Y al menos entre nosotros, los occidentales, tan reacios al silencio, las percepciones se convierten en seguida en juicio dentro de una actitud imperativa; esa actitud que precede al contenido del juicio, a lo <<juzgado>>."

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