Nadie es un extraño, el mundo y tu sois uno.

Insphirados nace bajo el amparo y la bendición de Pujya Swami Rameshwarananda Giri Maharaj, de cuya luz, entrega y sabiduría bebe este blog. Esta plataforma tiene como humilde pretensión ser un lugar de encuentro, de reflexión y de andadura para todos aquellos que bajo la inspiración de Swamiji han decidido ir en busca de la Verdad. Cada cual al ritmo de sus posibilidades, con mayor o menor acierto, con mayor o menor constancia. Todos son bienvenidos.

martes, 29 de septiembre de 2015

Hoy una cuestión más personal

Anteayer hubo elecciones en Catalunya. Unas elecciones precedidas por una campaña tansa, cargada de hostilidad y amenazas, todo eso enmarcado en un largo periodo en el que, a mi parecer, un sector de la sociedad intenta deslegitimar una forma libre de pensar.
En este caldo de cultivo, he intentado aplicar alguno de los conocimientos que creo haber adquirido a fuerza de lecturas como el Vedantasara.
He procurado discernir entre las propuestas y los valores que enarbolaban las distintas formaciones para identificar aquellos que se anclan en ideas de mayor recorrido o permanencia y aquellas que me resultan más coyunturales. Es posible que me haya equivocado, pero sinceramente, creo que mi ejercicio ha sido honesto.
Esto me ha llevado a priorizar cuestiones como

  • la libre autodeterminación de los pueblos
  • la voluntad de apartar la corrupción y las malas praxis en la gestión política
  • la solidaridad profunda, mucho más cercana a la justicia que a la caridad, con los más desfavorecido o precarizados por la coyuntura
  • la intrepidez para tomar decisiones en libertad
  • la renuncia a cualquier tipo de xenofobia, machismo, violencia activa o pasiva de género
  • la consideración de que la globalización, lejos de suponer un mercado global, nos lleva a la realidad de una "familia" global en la que podemos sentirnos hermanos
Con mayor o menor acierto he considerado estos factores como algo que quiero para mí mismo, y como algo que quiero instalado en mi vida de forma durable.

El domingo voté con el corazón alegre y cargado de esperanza, más allá de cualquier turbulencia coyuntural.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Un pasito más en el Vedantasara

Hiranyagarbha es el atman condicionado por el mundo sutil. El mundo sutil es su condicionante, upadhi. Se le llama cuerpo sutil colectivo, suksma sarira, por ser más sutil que el mundo tosco, sthula prapañca. Y, como se ha dicho, consta de tres envolturas, intelectual, de manas y vital.
Igual que en un individuo las impresiones, vasanas, del estado de vigilia adoptan la forma sutil del soñar, svapna, en la realidad cósmica, cuando termina una época de manifestación, las impresiones dejadas por el universo permanecen latentes en el mundo sutil y son las semillas que dan lugar al siguiente ciclo creativo. Este mundo sutil es, metafóricamente hablando, el soñar de Dios o Hiranyagarbha. Al finalizar la manifestación, el mundo tosco se reabsorbe en el mundo sutil y éste en la ignorancia. Este ciclo de disolución y manifestación cósmica no tiene ni comienzo ni fin. Es la concepción cíclica del tiempo y del universo del pensamiento hindú.
El término vasana designa una impresión dejada en la mente por una experiencia, activa o pasiva, anterior. Pero no es sólo una impresión del pasado, sino también una tendencia a actuar en el presente. Es una tendencia latente que, cuando las circunstancias lo favorecen, se activa en forma de deseo, que da lugar a una acción y, por tanto, a una nueva experiencia.
El ciclo completo del samsara, la existencia mundana, consta de los siguientes elementos: impresión inconsciente, samskara, que da lugar a una tendencia latente, vasana, que da lugar a un deseo, kama, que da lugar a una acción, karman, que da lugar a una experiencia de placer o dolor, sukha/duhkha, que da lugar a una nueva impresión inconsciente, y así sucesivamente. El soñar es una manifestación puramente sutil, mental, de las impresiones y tendencias inconscientes procedentes de las experiencias de la vigilia. Del mismo modo, el soñar de Isvara, el Señor, es el lugar en que se disuelve el mundo físico y se conservan sus impresiones sutiles tras su disolución, y que da, posteriormente inicio a una nueva creación física.
La realidad macrocósmica y microcósmica, pues, constan de elementos semejantes y tienen ambas un carácter cíclico. La diferencia es que los ciclos del universo no tienen ni comienzo ni fin, mientras que los ciclos individuales, que tampoco tienen comienzo, sí tienen fin, cuando el conocimiento del brahman destruye la ignorancia que es la base de la existencia individual. Entonces el individuo deja de reencarnarse y abandona para siempre la existencia cíclica.

Comentario de Pandu:
Así pues, por un lado brahman, impensable y no manifestado. Por otra parte, Isavara, Dios con atributos, que sueña y preside el cosmos. Un cosmos que cíclicamente, pasa de la manifestación física a su disolución en una esfera sutil que configura este sueño divino. Y como casi siempre, este paralelismo entre lo macro y lo micro, y entre lo individual y lo colectivo. En este "caldo" se desenvuelve el individuo, emulando estos ciclos cósmicos a la espera de su conocimiento y disolución en brahman. Mientras, el individuo acumula experiencias en su relación con el mundo físico, en el estado de vigilia. Estas experiencias se integran en el cuerpo sutil durante el sueño y son semillas latentes a la espera del nuevo día en el que se manifestarán de nuevo. En mi opinión es en este sentido que se habla de este soñarde Dios respecto al universo. Todas las manifestaciones físicas se transforman en potencialidades latentes para un nuevo ciclo. Es como si este sueño de Dios se produzca entre una y otra era cósmica. Y me pregunto por qué una explicación poética de la realidad debería tener menos valor que una tradicional explicación científica.

viernes, 25 de septiembre de 2015

Seguimos en el Vedantasara, explorando el cuerpo sutil

Cuerpo sutil colectivo e individual

En entradas anteriores, al referirnos a la ignorancia, establecíamos una distinción entre ignorancia individual e ignorancia colectiva. También ahora, si nos referimos al cuerpo sutil entero, al ser concebido como uno, se nos aparece como un bosque. Si lo concebimos como múltiple se nos aparece como los árboles, como una colección de individuos.
En efecto, hay muchos cuerpos sutiles. Si los aprehendemos uno a uno, vemos una multiplicidad de cuerpos sutiles individuales, vyasti. Si los aprehendemos juntos, en una única cognición, buddhi, los vemos como un único cuerpo sutil colectivo, samasti.
A la Consciencia condicionada por el agregado sutil se la llama alma-hilo, embrión de oro o aliento vital; posee las capacidades de conocer, desear y actuar.  Igual que un hilo atraviesa todas las cuentas de un collar, la Consciencia atraviesa todos los cuerpos sutiles y los une formando el cuerpo sutil colectivo. El mundo sutil es lo primero que emana de la ignorancia, y de él sale posteriormente, como veremos en posteriores entradas, el mundo tosco. La Consciencia condicionada por el mundo sutil es la Consciencia que ilumina, es decir, que hace aparecer el mundo, del que es la causa.
Isvara es la Consciencia condicionada por la Ignorancia. No es, pues, una realidad creadora, porque sólo proyecta la ignorancia inmanifestada o latente. Pero la misma Consciencia, en cuanto vinculada a la creación sutil, es Dios como creador del universo.
Isvara es la Consciencia asociada al sueño profundo o disolución del universo. En la disolución del universo sólo está presente la ignorancia. En la creación sutil están presentes la ignorancia y su despliegue sutil. En la creación tosca están presentes la ignorancia, su manifestación sutil y su manifestación física. Los tres estados cósmicos están iluminados por la Consciencia condicionada a la que, en conjunto, se puede llamar Isvara.
En ese paso de lo individual a lo colectivo, hay que tener presente que el todo es más que la suma de sus partes. Es decir, que adquiere propiedades nuevas, distintas de las que caracterizan a las partes que lo componen. Luego es perfectamente posible que un organismo como el mundo sutil posea características - omnipresencia, omnisciencia, et. - ausentes en las partes, los individuos sutiles, que lo componen.
El nirguna brahman, sin cualidades, es el absoluto supremo; Isvara, el brahmanhi9 asociado a la ignorancia, es un segundo nivel; un tercer nivel es el brahman asociado al mundo sutil, hiranyagarbha; un cuarto nivel de brahman es viraj, la Consciencia condicionada por el mundo físico. Los tres niveles inferiores no son más que apariencias ilusorias del primero, la Realidad absoluta, sat.

Comentario de Pandu:
como siempre transitamos por esta concepción de la realidad que va, de lo inmanifestado, impensable e inmutable, hasta la realidad más física, contaminada y cambiante en la que estamos instalados. Por otra parte, vemos como hay cualidades o capacidades que pueden ser consideradas como individuales o colectivas. El paso de lo individual a lo colectivo añade propiedades, ya que sus cualidades dejan de estar sujetas a un individuo instalado en el mundo físico para formar parte de una esfera ideal, más armónica y menos cambiante.

jueves, 24 de septiembre de 2015


(Foto, Marcos Soria)
                         La belleza de los maestros en meditación, arrobados por el silencio.
                     Esta es una entrada que iré repitiendo, pues es la fuente de insphiración.
Seguimos explorando el Vedantasara

Las tres envolturas del cuerpo sutil.
En cada una de las tres envolturas del cuerpo sutil predomina un poder o capacidad, sakti.
La envoltura más sutil es la intelectual, y es la que tiene la capacidad de conocer, jñana sakti. Dirige el organismo por ser la que se encuentra más próxima a la Consciencia Pura. Esta envoltura es el jiva o alma individual, el centro de la individualidad, del que nacen todas las iniciativas y al que llegan todas las experiencias para ser conocidas definidamente.
Una segunda envoltura es el manas, que tiene la capacidad de desear, iccha sakti. Es el instrumento, karana, del intelecto, que es el agente, kartr. Porque el intelecto sólo puede conocer el objeto percibido por los sentidos cuando el manas coordina las sensaciones y se las presenta al intelecto bajo la forma de un objeto indeterminado.
La tercera envoltura es la vital. Tiene la capacidad de actuar y es el efecto. La envoltura vital, pranamaya kosa, tiene la capacidad de actuar, kriya sakti, sobre el cuerpo físico, que es incapaz de actuar sin la ayuda de los alientos vitales y las facultades de acción. La actividad de la envoltura vital es el efecto, karya, de la acción desencadenada por el agente, que es el intelecto. El conocimiento determinado por el intelecto pone en marcha el deseo, es decir el manas, y éste moviliza los pranas y las facultades de acción para que el cuerpo físico actúe.
A estas tres envolturas juntas las llamamos cuerpo sutil.
El cuerpo sutil, suksma sarira, es el que acompaña al alma individual, jiva, en sus reencarnaciones. De hecho es el cuerpo sutil el que reencarna, ya que el jiva tan sólo es el reflejo o imagen distorsionada de la Consciencia Pura del intelecto.
Hay una explicación metafórica muy clara y poética:
"Sabe que el atman está en una carroza y que el cuerpo es la carroza. Sabe que el intelecto, buddhi, es el conductor y el manas las riendas. Dicen que los sentidos y facultades de acción, indriyas, son los caballos, y sus objetos, los caminos que recorren."
 El atman no hace nada. Tan sólo es testigo, saksin, de lo que ocurre dentro y fuera del individuo.

Comentario de Pandu:
Como siempre, vemos este "orden jerárquico que va de lo más tosco a lo más sutil, o al revés. Cuanto más sutil es una cualidad, menos movimiento tiene, más idéntica a sí misma permanece. Se halla por tanto, más en la "esfera espiritual", donde no hay roce con lo mundano. Es el yo que observa, que es testigo, capaz de discernimiento. Esa parte más sutil "delega" su comunicación con el cuerpo físico a una envoltura intermedia, el manas o el deseo. En la esfera del manas se dan ya variaciones profundas en función de la coyuntura. Puedo desear algo hoy, pero no mañana. Finalmente un tercer nivel pone en marcha, desencadena la acción del cuerpo físico, que se roza con el mundo, que es mutable y mortal.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Este pasado lunes asistí a un encuentro mensual que lleva el título genérico de Caminando. Desde aquí, muchas gracias Marta Schröder, a tí y a todo el grupo que comparte esos momentos.
En esta ocasión partíamos de la posible distinción entre "presente" y "ahora", e intentábamos ver si son conceptos idénticos o no, en cuyo caso veíamos donde radica la diferencia en la percepción que tenemos de ellos.
Este camino de investigación nos llevó a trabajar sobre una metáfora, una analogía en la que aparecen una pantalla, una proyección y un "yo" como espectador. Las metáforas son prácticas, son útiles para seguir una línea de exploración. Pero al utilizarlas corremos el riesgo de forzar las analogías para apropiarnos de la realidad. Tendemos a identificar objetos y aspectos para hacerlos encajar en la visión de conjunto que queremos construir.
Consciente de ello, propondría solo unas pinceladas en las que coincidimos todos los presentes. Coincidimos en que la pantalla es lo inmutable, está siempre y es idéntica a si misma independientemente de cualquier circunstancia.
Por otra parte hay una película, que proyecta un proyector sobre la pantalla. Esta película es una ficción sujeta a un guión.
Y existe también un espectador, un espectador que tiende a identificarse con la película, a vivir esa ficción y, de alguna forma, a hacerla suya.
Podríamos forzar las lecturas y pensar qué es el proyector, qué es la lente, qué es la cinta física de celuloide, etc. Pero posiblemente eso nos alejaría de la claridad en la visión que queremos identificar.
Visto esto, convinimos también que el presente forma parte de una secuencia, de una secuencia que conecta pasado y futuro. Hoy me escribía Marta, el presente se puede vivir. Por tanto el presente es mutable, implica movimiento, tiene principio (el fin del pasado) y final (el comienzo del futuro). Forma parte de la proyección y de esa vivencia del "yo"espectador.
El ahora, es. No tiene principio ni fin. Simplemente, es. Y, como también hoy me escribía Marta, el ahora sólo se puede ser. El ahora es "el reino de la pantalla", que preexiste a cualquier proyección. No la afecta la calidad de la película, o que el cine esté lleno o vacío. Es inmutable e idéntica. Es quietud.
Hoy pensaba que de hecho muchas lenguas ya nos explican esa característica del presente como nexo continuo entre pasado y futuro. Sin ir más lejos, el inglés lo define como "present continuous". O la forma francesa de "en train de..." como presente. En el presente nos desplegamos. El ahora es, como mucho, un latido.
El presente, lo que tiene principio, se da en nuestra mente, porque nuestra mente necesita poner límites. María, compañera del grupo, hablaba de "disfrutar del presente". Y, claro, disfrutar del presente hace necesaria la parcialidad, elegir y apropiarnos de lo mejor de ese espacio de tiempo.
Creo recordar que era Facundo Cabral quien, en una de sus magistrales introducciones a una canción, decía: "En el principio, no hubo principio". Las últimas aportaciones de la física cuántica apuntan a eso. El universo no sería fruto de una singularidad infinitamente densa que explosionó en un Big Bang, dando por inaugurado el universo y el tiempo. Más bien propuestas recientes apuestan por un universo que siempre existió, como la pantalla.
Nuestra Torre de Babel sigue intentando reducir la Verdad a algo antropomórfico. El reto es dejar de luchar y trascender ese combate.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Facundo Cabral No soy de aquí, ni soy de allá





Hacía tiempo que quería hacer transitar por este Blog al gran Facundo Cabral, maestro de vida.

Piel de gallina ante una sensibilidad como la suya.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Reproduzco a continuación un brevísimo texto que surgió en unos días de soledad fecunda en la montaña. Es algo íntimo y me desnuda un poco. Lo siento muy dentro.

Yo no soy. Eso posiblemente es.

Mientras permanezco intentando crearme un escaparate identitario no dejo de forjar condicionamiento. Un condicionamiento que me limita, que marca fronteras y territorios en lo intelectual, lo afectivo y lo moral. Un condicionamiento que consigue parcelar la presencia de Eso, impidiendo que se manifieste en mí. Y sin embargo vivo ese condicionamiento como un ámbito de seguridad. Por qué esa paradoja?

Del trabajo de dar respuesta a esta pregunta depende, ni más ni menos, que mi libertad. En un nivel de realidad en el que asuma que todo aquello que me pone un "yo" o un "mio" no es sino una cadena que me esclaviza. Ser libre no es tanto querer ser como "participar del Ser", de ese ser Eso.

Sólo aceptando eso plenamente estoy en condiciones de quererme, quererme incondicionalmente, porque no quiero condicionarme. Ya no quiero.

Es entonces importante cuidar ese espacio en el que Eso se da, y no dejar que lo enturbien condicionamientos pequeños y miserables. Nada es bueno o malo. Lo que es, es, y está bien.

Lo que es, es simple. El condicionamiento convierte esa manifestación de lo que es en algo tremendamente complejo. En esta complejidad ando perdido tan a menudo, incapaz de encontrar asiento en ese pequeño e infinito lugar desde el que puedo ser partícipe de la Existencia.

Recuperar el latido. Latir sin premisas. Solamente latir, nada más y nada menos
Pasado el mes de Agosto, seguimos con el Vedantasara.

La envoltura vital: las facultades de la acción y los alientos vitales

Hasta ahora hemos examinado tres de las cinco envolturas (kosas) que parecen cubrir y ocultar el atman. De la más sutil a la más tosca: la envoltura de la felicidad (anandamaya kosa), la intelectual o de conocimiento discernidor (vijñamaya kosa), y la de manas, la mente no detrminadora (manomaya kosa).

La siguiente envoltura, la vital (pranamaya kosa), está compuesta de las cinco facultades de la acción y los cinco pranas o alientos vitales.

Las facultades de la acción (karmendriyas) son: habla o voz (vac), mano (pani), pie (pada), ano (payu) y órgano sexual (upastha). Los órganos de la acción forman parte del cuerpo sutil. No designan órganos físicos sino capacidades o facultades sutiles que se expresan o actuan por medio de los correspondientes órganos físicos. Por eso solemos referirnos a ellas por el nombre de la función que realizan: habla, pensión, locomoción, excreción y reproducción. Aunque, evidentemente, existen más acciones que realizan los seres vivos, el Vedantasara describe estas cinco acciones importantes como representación de todas ellas, de manera que al ser cinco, se relacionen con los cinco elementos, los cinco sentidos y los cinco alientos vitales.

Las facultades de la acción y los alientos vitales, que componen la envoltura vital (pranamaya kosa), proceden de las partes rajásicas, activas, de los cinco elementos. De la parte rajásica del éter surge el habla; de la del aire la prensión; de la del fuego, la locomoción; de la del agua, le excreción; y de la de la tierra, la reproducción. Son facultades activas y, por tanto, rajas es su causa material.

Los alientos vitales son prana, apana, vyana, udana y samana.

Los vayus, pranas o alientos vitales son substancias fluidas sutiles que se mueven por el cuerpo sutil  realizando diversas funciones. Son intermediarios entre la mente y los sentidos y el cuerpo físico. Circulan por canales sutiles llamados nadis, que se corresponden con los nervios del cuerpo tosco.Cuando los pranas abandonan el cuerpo físico, se llevan con ellos el cuerpo sutil entero, y el cuerpo físico perece. En realidad sólo hay un único prana que recibe distintos nombres según las funciones que realiza.

El prana es el aliento vital que se mueve hacia delante y está situado en la punta de la nariz. Es, por tanto, la energía que acompaña la exhalación.

El apana es el aliento vital descendente que se ocupa, entre otras cosas, de la inspiración.

El vyana es aliento vital que se mueve en todas direcciones y está ubicado por todo el cuerpo. Según algunas interpretaciones es el responsable de la circulación de la sangre.

El udana es el aire vital de la muerte, que reside en la garganta y se mueve hacia arriba. En un sentido profundo hace salir el cuerpo sutil del cuerpo físico al morir, al expirar. Pero es también responsable de llevar las cosas hacia arriba, de procesos como el vómito, la tos, el esputo; es decir de arrojar hacia arriba las impurezas y expulsarlas del cuerpo.

El samana es el aliento vital que reside en el centro del cuerpo y lleva a cabo la asimilación del alimento.

Comentario de Pandu:
en esta construcción de una cosmovisión el Vedantasara nos hace ver que, como en tantos aspectos, también para el cuerpo humano existe un paralelismo entre una parte tosca y una parte sutil. Que a una parte tosca del cuerpo físico que actúa maquinalmente, se corresponde una parte sutil que inunda a este cuerpo de aliento de vida mientras lo habita. Aquí, en mi opinión, lo importante no es tanto la precisión anatómica de un texto del siglo XV, como esa idea de que un cuerpo físico es habitado por un alma que lo moviliza y le permite experimentar la vida.