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sábado, 5 de septiembre de 2015

Pasado el mes de Agosto, seguimos con el Vedantasara.

La envoltura vital: las facultades de la acción y los alientos vitales

Hasta ahora hemos examinado tres de las cinco envolturas (kosas) que parecen cubrir y ocultar el atman. De la más sutil a la más tosca: la envoltura de la felicidad (anandamaya kosa), la intelectual o de conocimiento discernidor (vijñamaya kosa), y la de manas, la mente no detrminadora (manomaya kosa).

La siguiente envoltura, la vital (pranamaya kosa), está compuesta de las cinco facultades de la acción y los cinco pranas o alientos vitales.

Las facultades de la acción (karmendriyas) son: habla o voz (vac), mano (pani), pie (pada), ano (payu) y órgano sexual (upastha). Los órganos de la acción forman parte del cuerpo sutil. No designan órganos físicos sino capacidades o facultades sutiles que se expresan o actuan por medio de los correspondientes órganos físicos. Por eso solemos referirnos a ellas por el nombre de la función que realizan: habla, pensión, locomoción, excreción y reproducción. Aunque, evidentemente, existen más acciones que realizan los seres vivos, el Vedantasara describe estas cinco acciones importantes como representación de todas ellas, de manera que al ser cinco, se relacionen con los cinco elementos, los cinco sentidos y los cinco alientos vitales.

Las facultades de la acción y los alientos vitales, que componen la envoltura vital (pranamaya kosa), proceden de las partes rajásicas, activas, de los cinco elementos. De la parte rajásica del éter surge el habla; de la del aire la prensión; de la del fuego, la locomoción; de la del agua, le excreción; y de la de la tierra, la reproducción. Son facultades activas y, por tanto, rajas es su causa material.

Los alientos vitales son prana, apana, vyana, udana y samana.

Los vayus, pranas o alientos vitales son substancias fluidas sutiles que se mueven por el cuerpo sutil  realizando diversas funciones. Son intermediarios entre la mente y los sentidos y el cuerpo físico. Circulan por canales sutiles llamados nadis, que se corresponden con los nervios del cuerpo tosco.Cuando los pranas abandonan el cuerpo físico, se llevan con ellos el cuerpo sutil entero, y el cuerpo físico perece. En realidad sólo hay un único prana que recibe distintos nombres según las funciones que realiza.

El prana es el aliento vital que se mueve hacia delante y está situado en la punta de la nariz. Es, por tanto, la energía que acompaña la exhalación.

El apana es el aliento vital descendente que se ocupa, entre otras cosas, de la inspiración.

El vyana es aliento vital que se mueve en todas direcciones y está ubicado por todo el cuerpo. Según algunas interpretaciones es el responsable de la circulación de la sangre.

El udana es el aire vital de la muerte, que reside en la garganta y se mueve hacia arriba. En un sentido profundo hace salir el cuerpo sutil del cuerpo físico al morir, al expirar. Pero es también responsable de llevar las cosas hacia arriba, de procesos como el vómito, la tos, el esputo; es decir de arrojar hacia arriba las impurezas y expulsarlas del cuerpo.

El samana es el aliento vital que reside en el centro del cuerpo y lleva a cabo la asimilación del alimento.

Comentario de Pandu:
en esta construcción de una cosmovisión el Vedantasara nos hace ver que, como en tantos aspectos, también para el cuerpo humano existe un paralelismo entre una parte tosca y una parte sutil. Que a una parte tosca del cuerpo físico que actúa maquinalmente, se corresponde una parte sutil que inunda a este cuerpo de aliento de vida mientras lo habita. Aquí, en mi opinión, lo importante no es tanto la precisión anatómica de un texto del siglo XV, como esa idea de que un cuerpo físico es habitado por un alma que lo moviliza y le permite experimentar la vida.

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